Los mercados internacionales están otorgando mayor importancia a los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (“ESG” por sus siglas en inglés) al evaluar posibles inversiones. Si bien el Venture Capital (“VC”) no solía prestar mucha atención a estos temas, esta tendencia ha comenzado a cambiar.
En esta publicación, explicamos las razones de este cambio de paradigma y presentamos algunas herramientas disponibles a nivel local que pueden ayudar a emprendedores a incorporar prácticas ESG de manera efectiva y económica.
¿Qué está cambiando?
Los factores ESG están siendo considerados más tempranamente en la vida de las startups. Esto no es coincidencia. Por un lado, los limited partners de los fondos de VC lo están incorporando en sus políticas de inversión, reconociendo el valor reputacional que implica invertir de manera sostenible en las empresas del futuro. Este impulso se aprecia en el surgimiento de agrupaciones de fondos de VC centradas en incluir en sus carteras de inversión empresas que adopten criterios de ESG y asesorar a fundadores y emprendedores en la materia.
Por otro lado, el perfil de los emprendedores ha experimentado cambios significativos. El ecosistema está compuesto por más millennials y centennials enfocados en resolver problemas vinculadas al cambio climático, el net-zero, y la inclusión educativa, social y financiera de las personas. Esto refleja una mayor conciencia sobre la importancia de abordar desafíos socioambientales y establecer prácticas empresariales responsables desde las primeras etapas de desarrollo. De hecho, muchos emprendedores han descubierto que la incorporación de los factores ESG desde el inicio, lejos de ser una carga, tiene un impacto positivo en su marca y fideliza a sus consumidores.
¿Qué herramientas cuentan los emprendedores locales?
En Uruguay existen herramientas que permiten incorporar y fortalecer el monitoreo de prácticas ESG de manera efectiva y económica para startups:
• Sociedades de Beneficios e Interés Colectivo (BIC): Se trata de un régimenvoluntario, que, incorporado por la empresa, obliga a sus representantes a registrar anualmente un reporte evidenciando el cumplimiento de al menos un objetivo de impacto social y ambiental positivo previsto en el objeto social.
• Empresa B: Es una certificación privada promovida por B Lab, una entidad sin fines de lucro en Estados Unidos que mide el desempeño social y ambiental del conjunto de la compañía.
• Pacto Global: Toda empresa que se hace miembro de Pacto Global, está obligada a hacer una comunicación de progreso (COP), en la que comparten información en un formato estándar y homogéneo (utilizado por más de 16.000 empresas) en todo el mundo.
En tiempos de altas tasas de interés y menor liquidez disponible para inversiones en capital de riesgo, los emprendedores que incorporen de manera explícita factores ESG lograrán potenciar sus startups, ya que estarán mejor perfilados para captar capital de inversores más sofisticados que hoy tienen puestos sus ojos en nuestro país.